Sobre la lectura y sus misterios
Nadie sabe a ciencia cierta sobre los alcances en la Web –especialmente de los textos que se publican en Internet-, y de su influencia en el acrecentamiento de algún nuevo habito de lectura.
Por eso nos preocupa el tema. Nadie lo sabe y sí existe tal dato no se trata de "algo" que forme parte del conocimiento de la gente.
Los libros, como dicen algunos especialistas, no corren en estos momentos ningún riesgo cuantificable. Pero sí se sabe que es la lectura en sí misma –la lectura como costumbre o habito- lo que más se encuentra perjudicada y en peligro en estos tiempos.
Pretendemos acercarnos a este problema complejo de una manera intuitiva: con lo aprendido, por una parte, y con lo que se pueda recolectar entre los miembros de la tribu de las LETRAS. En especial entre los que pretendemos reflexionar para que nuestras ideas se reflejen en ésta página. (JB)
Veamos algunos puntos de vista:
María Antonieta Duburg, que escribe una columna semanal sobre la lengua en el diario El País de Montevideo y dirige un programa semanal de TV sobre "Nuestro idioma", decía recientemente: " La lectura ha perdido el privilegio de ser el medio preponderante y casi exclusivo de información y difusión cultural. Sin embargo, sigue siendo la única forma de conocimiento de la que todos se enorgullecen. Así si preguntamos a cualquier persona si es importante leer, recibiremos siempre respuestas afirmativas, aún de aquellas que nunca han abierto un libro. Todo el mundo tiene conciencia de que leer es una actividad propia del mundo culto y a ese mundo se quiere perteneces. El ser capaz de comentar un libro, un folleto, un artículo produce –en general- placer. Nadie hace alarde de cuantas horas de televisión ve; al contrario, cuando en círculos sociales se hace referencia a programas de televisión, el comentario es que se dedica poco tiempo a ella, lo que, en la mayoría de los casos no es cierto."
(Párrafo tomado de un artículo del periódico Idioma y Comunicación de mayo-abril)
Por su parte nuestro amigo y lector Marcelo Malatacca nos apuntaba en correo enviado a la redacción de LETRAS:
"Estimado Juan: Como ya te comenté alguna vez fui y sigo siendo un ávido lector. Desde pequeño me ocupé de cumplir (obligatoriamente) con la placentera tarea de leer todos los libros que llegaba a mis manos. Ellos me han llevado a recorrer infinitos caminos una y otra vez, y no siempre de la misma forma. Lamentablemente no he podido o no he sabido inculcar este hábito a mis sobrinos e hijos (en orden cronológico) que prefieren "ver" los libros cuando se pasan a ese medio más cómodo que es el cine. Lo que personalmente pienso es que así no pueden apreciar la cantidad de paisajes diferentes para que sea creado por nuestra mente por la imaginación. Creo que ellos no entienden que cada lector "ve" de forma diferente las formas planteadas por el autor. Lo que se pierden, a mi manera de ver, es la posibilidad de SER.
Qué importante sería, teniendo en cuenta estos conceptos, poder lograr que nuestros jóvenes lean, imaginen, creen, proyecten, se conviertan en lo que realmente SON. Y creo que esto es posible gracias a nuestros amigos, infalibles, infaltables, increíbles: LOS LIBROS.
(Y agrega Marcelo Malatacca que agradece ser "agrupado en este hermoso hospital que agudiza esta enfermedad tan importante y tan placentera que es LA LECTURA).
Nosotros, por supuesto, le agradecemos a él el trabajo que se tomo de enviarnos su opinión y sus reflexiones sobre el tema. Esperamos, por cierto, que otros se sumen a este esfuerzo de enriquecimiento conjunto.
También queremos agregar, a este conjunto de ideas, lo publicado por el amigo Damián Tabarovsky en la contratapa del suplemento CULTURA del diario PERFIL el 7 de mayo pasado. En el texto "El valor de los libros" Tabaovsky relato su visita a una librería "paqueta" de un barrio "fashion" donde se enfrenta, mientras hojea libros, a una de esas famosas camaritas de vigilancia que abundan en este orwelliano presente. Entonces se pregunta: ¿Tanto valor tiene los libros? Reflexiona sobre que: " A lo largo del tiempo, los lectores fueron muchas veces sospechosos. Sospechosos de leer ideas desaconsejables, de propagarlas, de contagiarlas. (...) El poder –dice más adelante- siempre sospechó que la lectura vuelve a las personas diferentes, les abre nuevas puertas, nuevas ideas. Y los lectores casi siempre se imaginaron como seres diferentes; personas cultas, instruidas, educadas. ¿Cuándo nos volvimos sospechosos de robar? (...) ya no temen que encontremos un libro, y gracias él cambie nuestra vida (y cambie el mundo), sino que nos llevemos un volumen sin pagarlo".
Gracias a Duburg, al amigo Malatacca y a Damián por la crudeza de su visión. Si miramos bien el contenido de su artículo –igual que en las otras opiniones reseñadas- en el suplemento del diario Perfil, creo que deberíamos tomar partido por afianzar nuestra propia "aristocracia" de lectores, porque al menos asumiremos que de verdad queremos cambiarnos y de ser posible modificar "algo" de lo que esté mal en el mundo.
Seguimos con este tema en la próxima entrega. Reiteramos que seguimos esperando sus opiniones y comentarios en: juno_caballito@yahoo.com.ar
DE NUESTRAS REFLEXIONES
Finalizó la Feria del Libro
La 32a. Feria Internacional del Libro que cada año convoca a gran cantidad de público llegó a su fin. Ahora pensamos que este "evento" tiene poco y al mismo tiempo "mucho" que ver con la cultura y nuestro bienestar.
Esta nos es una contradicción sin fundamento: por un lado allí se muestra el poderío industrial de las editoriales que exponen sus productos, y por otro, se puede reflexionar sobre los tiempos y los avatares que tienen a la cultura y al libro como protagonistas. El análisis, entonces, es personal con los riesgos que eso implica. Virtudes y miserias pueden aparecer y de hecho aparecen en ese moderno entorno dónde se desarrolla La Feria.
Pero siempre algo queda. Rescatamos dos puntos de vista que fueron expresados durante el acto inaugural (el 18-04-2006), como siempre sucede en estas ocasiones, hubo mensajes y reflexiones sobre el evento, la cultura y el libro. Aquí mencionamos algunas que queremos destacar. Especialmente las palabras inaugurales el presidente de la Fundación El Libro Carlos Alberto Pazos que señaló:
"Hoy comienza la fiesta, la solemnidad anual del libro, porque después de treinta y dos años este clásico de otoño va entrando en una serena madurez. El Libro, ese modo de comunicación de sabiduría y humanización, que es privilegio de la lengua escrita, será la figura estelar hasta el 8 de mayo, apuntalado por sus actores fundamentales, autores, editores, distribuidores, libreros y gráficos.
Como cada año intentamos reflejar en un lema las acciones principales que aquí se desarrollarán "Los libros hacen historia". Hemos querido remarcar que los libros reflejan un pasado y diseñan un porvenir, esta dimensión de futuro, esta capacidad de generar imaginarios y conocimientos que nos hagan mejores para el tiempo que vendrá. " Por su parte Tomás Eloy Martínez, el autor de "Santa Evita", también orador invitado a ese acto señaló entre otros conceptos que:
"Antes aun de que aprendiera a leer, cuando me esforzaba por desentrañar el significado que ocultaban las formas de las letras, le formulé a mi padre una pregunta que él me repitió poco antes de morir, porque en su momento no la supo contestar, como yo tampoco sabría hacerlo ahora: ¿somos nosotros quienes crean las palabras que nombran las cosas de la realidad o las cosas nacen de las palabras que las nombran?"
Y también: "Somos, así, los libros que hemos leído. O somos, de lo contrario, el vacío que la ausencia de libros ha abierto en nuestras vidas."
Para finalizar, después de un largo y profundo análisis, con el siguiente concepto: "El libro nos ha salvado. Salvemos ahora nosotros al libro de la indiferencia de los que mandan, de la ceguera de los que creen que es posible vivir sin él, de la estupidez de los que imaginaron que acabarían con él quemándolo o prohibiéndolo. Salvemos al libro, porque en el libro ha estado siempre lo mejor de nosotros."
Recomendamos a nuestros lectores, incursionar, en la sincera exposición de este autor que se encuentra en un importante momento de su madurez intelectual.
Ambas reflexiones apuntaron a una necesidad, por eso los rescatamos, ya que como en el pasado el libro está presente no sólo en la identidad que nos falta, está en la seguridad que nos pueden brindar "los conocimientos" obtenidos de ellos para enfrentar el futuro que siempre es incierto por definición.
Hoy no sólo el mundo entero sufre de angustia ante lo imprevisible. Nosotros, los amigos, nuestros vecinos y conciudadanos, todos de una manera u otra sienten estar parados ante un abismo que no creen poder comprender. Esto ya se huele hasta en los gestos cotidianos. Y como creer por creer se puede creer en la mejor solución, pensamos que, en los conocimientos que nos dan los olvidados libros, quizás siga guardado el secreto de aquello que añoramos: paz, trabajo, algunas posibilidades en la vida y ciertas mínimas certezas. La mayoría de las personas –medianamente normales y sanas- no piden mucho más que eso.
La Verdad, como dijo alguien, nunca es mala... Lo mejor que tiene es permitirnos aceptar los contornos difusos de aquello que nos confunde.
Los libros son la gran herramienta para disipar, a partir del conocimiento, esas sombras que nos hoy paralizan y vuelven violentos a los más temerosos. La Feria del Libro, casi sin suponerlo, ofrece al alcance de cualquiera esta contradictoria opción. ¿Alguien compró?
© JUAN BAZAN
DE LAS NOVEDADES EDITORIALES
DE LAS NOVEDADES EDITORIALES
El big bang (la génesis de nuestra cosmología actual) – de Alejandro Gangui – Editado por EUDEBA.
El tema de esta edición puede considerarse apasionante. Los estudiosos de estos fenómenos relacionados con el universo han llegado a límites donde la imaginación parece fundirse en la imaginación desbordada. Acceder a estos conocimientos, de lo complejo y profundo que nos rodea, es como un viaje a los límites actuales de un conocimiento que a nos debe pertenecer a todos. La presente edición cuidadosamente elaborada cumple con todos los requisitos posibles y el mejor de ellos es lo accesible que resulta su lectura.
Nos interesa a todos –ya que como dice su reseña- desde los albores de la civilización, al contemplar la bóveda celeste, los hombres se han interrogado sobre los astros y sobre el inmenso espacio que nos rodea. Babilonios, egipcios y griegos en la antiguedad y la humanidad toda han inventado mitologías e imaginado el cosmos de muy diversas maneras. Este libro cuidadosamente elaborado por el Dr. Alejandro Gangui, nos introduce en la evolución de esas ideas, recorriendo distintas épocas y modelos de explicación hasta llegar a la cosmología relativista del siglo XX.
Gangui es investigador del Conicet y del departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Es miembro del Instituto de Astronomía y Física del Espacio en Buenos Aires, donde trabaja en cosmología teórica y de observación. Doctorado en Astrofísica y Cosmología con el prestigioso profesor inglés Dennis W. Sciama se dedicó a incontables tareas de investigación en el ámbito nacional e internacional.
Esto avala su gran conocimiento del tema. Pero, especialmente, su pasión por el mismo. Una pasión que brota de la claridad de su exposición y en el hecho de evitar esa oscuridad de quienes solo escriben para el núcleo reducido de los especialistas. Las descripciones son para todos. Para unos que conocen y para otros que quieren saber y conocer más. El autor lo señala en un párrafo de su prefacio: "Historiar y explicar el desarrollo de la cosmología y de sus últimos avances, sin reducir los modelos a un nivel tan simplista que pierdan su valor explicativo sobre la realidad, es la pretensión de esta obra." Algo que evidentemente ha conseguido.
Cuestiones complejas aparecen como esclarecidas en esta obra impecable. Además resulta recomendable en muchos sentidos. Uno de ellos es que representa a una parte importante de nosotros mismos. Es la historia del deseo de conocer aquellos aparentes "caprichos" manifestados por la Naturaleza. Los mismos que en la antiguedad más remota, llevó a los primeros agricultores, a preguntarse sobre todo aquello que influía sobre sus preciadas cosechas. De ello –de las primeras cuestiones hasta el Big Bang-, hay todo un camino y la historia una primaria interrogación que nos determinó como especie. Poder formular algo tan simple y tan complejo como un simple: ¿Por qué? Este libro nos permite acercarnos a ella.
Bibliografía:
Avatares de la literatura - Por Juan José Saer-(Seix Barral)
Por Sylvia Saítta
Trabajos es el último libro de Juan José Saer que, a diferencia de La grande, su novela póstuma e inconclusa publicada el año último, el autor dejó terminado pocos meses antes de su muerte. Anticipándose quizás a esa muerte, Saer decidió poner sus papeles en orden. Y lo hizo, según cuenta en el prólogo fechado el 12 de enero de 2005, compilando y reordenando textos preparados para conferencias, prólogos de libros ajenos y artículos que habían sido ya publicados en varios medios periodísticos ( Folha de São Paulo, El País, Le Monde y LA NACION) Paradójicamente y contradiciendo el lugar común sobre los vínculos entre libertad creativa y medios masivos de comunicación, Saer considera esos trabajos nacidos por encargo el ámbito donde pudo expresarse "con entera libertad" sobre el arte, la política y la cultura. El libro se abre con una furiosa advertencia sobre los efectos del posmodernismo en el arte y la literatura, en un artículo que anuncia algunos de los ejes centrales sobre los cuales el escritor argentino reflexiona a lo largo de todo el volumen: las relaciones entre mercado y vanguardia, entre narración y experimentación, entre política y literatura. En ese primer "trabajo", Saer sostiene que el posmodernismo, ligado a la ideología oficial de los ultraliberales, coincide con el estalinismo, el capitalismo y el nazismo en su condena de las vanguardias, en su pretensión de encarnar el gusto de una mayoría y de abolir las búsquedas formales y la libertad estética, filosófica y política. En el resto de los artículos reivindica, precisamente, aquella literatura que hizo de la experimentación formal y del cuestionamiento a las reglas del arte sus rasgos definitorios: desde el Nouveau Roman hasta Kafka y Borges, pasando por Guimarães Rosa, Felisberto Hernández, Juan L. Ortiz y Juan Carlos Onetti, entre muchos otros. Saer avanza en su lectura sobre el gran corpus de la literatura universal deteniéndose en los momentos de ruptura o de transgresión a las normas estéticas dominantes, porque considera que los momentos más fecundos de la cultura "son aquellos en los que, separándose de la fatalidad biológica o de una tradición demasiado rígida que a veces se pretende tan inexorable como esa fatalidad, ciertos grupos o individuos reivindican una filiación novedosa". Sin embargo, y al mismo tiempo, inscribe los textos leídos en la gran tradición literaria para analizar las reescrituras de los mitos fundantes de la cultural occidental. "El mito y la tragedia -dice Saer- no son diagramas abstractos o letra muerta, sino palabras vivas que hablan eternamente de cada uno de nosotros." En efecto, así como reescribió en su propia ficción episodios fundamentales de la épica grecolatina, la Biblia y la tragedia (basta mencionar su excepcional novela El limonero real, que recrea acontecimientos y peripecias de la Odisea, el Génesis y Edipo Rey ), en estos artículos indaga las reescrituras modernas de los mitos antiguos, reflexiona sobre los vínculos entre intelectuales y poder político a partir de Aristóteles y lee, en las ficciones ajenas, la permanencia de ciertos mitos que universalizan los temas locales convirtiendo en universal a cualquier literatura nacional. Como ha venido sucediendo desde hace ya veinte años, en la tapa de Trabajos se reproduce una pintura de Juan Pablo Renzi (1940-1992), una elección de autor que convierte los libros de Saer en un caso único en la historia de la literatura argentina. Esa decisión anticipa -aun antes de leer esa primera página- que el programa estético del escritor es, como el de Renzi, el de un vanguardista, por momentos solitario, preocupado por los avatares de la vanguardia en el siglo XX. Que estas pinturas sean la puerta de entrada a las novelas, los relatos y los ensayos de Saer no hace sino ratificar la vigencia de la alianza estratégica entre artes plásticas y literatura que caracterizó a las vanguardias históricas desde sus comienzos.
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