Entre las novedades de estos días está la reciente publicación de “El comienzo de la llamarada” de Susana Rozas. Se trata de un libro de ensayos sobre Püig, Rulfo y Juarroz, editado por Editorial Académica Española. La autora rosarina, amiga y siempre presente en este blog, es Profesora Postitulada en Lengua y Literatura, dicta seminarios y talleres.
Entre sus libros publicados están: “Sin prólogo”, “El lado débil”, “Las palabras no pronunciadas” (poemario), “Caballo Bifronte” y “Polifonía” (novela), “Menos el tiempo” (Antología literaria, 30 años), “Laberinto de Ficciones” (Ensayo sobre la obra de Manuel Püig.
Autora constante, Susana Rozas, tiene entre su mayor virtud el don de lo sorpresivo y de jamás escaparle a los caminos menos explorados y más arduos de las ideas y la expresión. Por esa razón, este ensayo, seguramente ha de sorprender a sus lectores con esa capacidad suya de hecho incuestionable. Ella, siempre atenta, nos envió como primicia el prólogo de “El comienzo de la llamarada”.
Este dice lo siguiente: “En estas páginas se hallan reunidas conferencias sobre diversos autores, géneros, y hasta tiempos de concepción. Sin embargo, están regidas por un principio de deseo, de placer como un islote donde habitar cuando lo demás apabulla. Y esto las encadena con su invisible tejido que sólo el lector puede vislumbrar. Se ha debido reescribir allí donde estuvo marcada la oralidad para poder estructurar la lectura sin perder las zonas del goce. La elección recató espontáneamente donde lo ameno intercedía como una condición arbitraria.
El pensamiento de Steiner respondió a este anhelo, a esta duda insidiosa, en “Lenguaje y Silencio” escribió: “En esa gran polémica con los muertos vivos que llamamos lectura, nuestro papel no es pasivo. Cuando es algo más que fantaseo o que un apetito indiferente emanando del tedio, la lectura es un modo de acción. Conjuramos la presencia, la voz del libro. Le permitimos la entrada, aunque no sin cautela, a nuestra más honda intimidad. Un gran poema, una novela clásica nos acometen; asaltan y ocupan las fortalezas de nuestra conciencia. Ejercen un extraño, contundente señorío sobre nuestra imaginación y nuestros deseos, sobre nuestras ambiciones y sueños más secretos. Los hombres que queman libros saben lo que hacen. El artista es la fuerza incontrolable: ningún ojo occidental, después de Van Gogh puede mirar un ciprés sin advertir en él el comienzo de la llamarada”.
Así es que adelantamos la noticia, felicitamos de corazón a la colega Susana Rozas, y esperamos poder leer esta novedad, que consideramos importante para acrecentar el acervo de nuestro patrimonio ensayístico.
By J.B. © LETRAS DESDE CABALLITO.