abril 26, 2012

DICHO POR LUIS GUZMAN - by LETRAS DESDE CABALLITO



Luis Gusmán inauguró la Feria del Libro 2012, su discurso de apertura "pareció" pasar desapercibido y no sucedio "casi en simultaneo" como el de Vargas Llosas. Pero a este lo consideramos más importante, desde varios aspectos. Por eso lo queríamos tener en las páginas de Letras desde Caballito. lo que viene es una versión reducida a frases destacadas (informativas, tal como las publicó La Fundación El Libro), y el discurso completo para que se leido con atención por quienes tengan interés.




Extracto de la conferencia inaugural de la 38°
edición de la Feria del Libro de Buenos Aires.


Por Luis Gusmán.


(…) Graham Greene, en su libro La infancia perdida, afirma que las lecturas de la infancia son aquellas que nunca olvidamos y que son las que más han influenciado en nuestra vida. Él piensa la literatura como una forma de la adivinación. Dice que en la infancia, todos los libros tienen algo de adivinatorio ya que hablan del futuro y porque un chico, todavía no tiene otro pasado que el de sus lecturas. Entonces, el estante de la biblioteca era como una bola de cristal donde el niño soñaba la vida que tenía por venir. El libro, tiene un poder adivinatorio que va influir sobre nuestro futuro. El libro nos cifra antes de que lo descifremos. Es por eso, que los libros despiertan semejante entusiasmo: tienen el poder de la revelación.

(…)

Cuando Greene aprende a leer, les oculta el secreto a sus padres. No quería que nadie lo supiese. Él confiesa que mientras no sabía leer estaba a salvo del porvenir, el futuro era de los otros, de los adultos. Una vez que la llave ha girado, el futuro depende de uno. En los estantes, los libros están aguardando a aquel que ha dejado de ser niño y se ha transformado en lector y puede elegir. Es posible que cuando esto nos sucede se nos abre, junto con el misterio, un mundo cargado de incertidumbres pero también la conquista de una libertad irrenunciable; y, por eso mismo, costosa.

(…)

Pero ¿qué es un lector? ¿Qué entendemos por lectura? Si siempre nos sorprende que transcurrido cierto tiempo los subrayados que hicimos en un libro no los reconozcamos como propios, parecen como ajenos. Es que en cada nueva lectura se descubre lo que no se había descubierto pero también se ignora lo que se había ignorado, y hasta es posible que nos desorientemos allí dónde nos creíamos orientados. Es posible que haya construido una figura de un lector un poco heroico, casi épica. Hay otras: el lector distraído, el curioso, el perezoso, el salteado, el aburrido. A través de las épocas, estas figuras aparecen y desaparecen por la misma puerta como los personajes de una comedia de enredos.

(…)

Como dije, estoy convencido de que un libro te puede cambiar la vida. Todavía me sucede cuando vuelvo a leer a mis escritores preferidos, y también cuando leo a algún autor que no conozco. Entonces, comienza otra circulación, lo presto, lo regalo, hablo del libro, lo que los libreros todavía llaman: el boca a boca. Es decir, el libro ya está en la lengua. Yo creo que el poder revelador de la lectura excede la infancia. Sin ir más lejos, hoy le agregamos el misterio y la libertad.


Discurso inaugural de Luis Gusmán

El tema, que hoy nos convoca es “un futuro con libros”. Sin duda, una expresión de deseo, un anhelo digno de celebrar. Como suele suceder, de este tema se han ocupado en el pasado.

Graham Greene, en su libro La infancia perdida, afirma que las lecturas de la infancia son aquellas que nunca olvidamos y que son las que más han influenciado en nuestra vida. Él, piensa la literatura como una forma de la adivinación. Dice que en la infancia, todos los libros tienen algo de adivinatorio ya que hablan del futuro y porque un chico, todavía no tiene otro pasado que el de sus lecturas. Entonces, el estante de la biblioteca era como una bola de cristal donde el niño soñaba la vida que tenía por venir. El libro, tiene un poder adivinatorio que va influir sobre nuestro futuro. El libro nos cifra antes de que lo descifremos. Es por eso, que los libros despiertan semejante entusiasmo: tienen el poder de la revelación.

El misterio

Me valgo de La infancia perdida porque le otorga a la lectura el poder de revelación. Lo cito: “Recuerdo nítidamente la forma súbita en que una llave giró en la cerradura: yo sabía leer”. La llave en la cerradura ya ha instalado el misterio. Hay un enigma y un mundo por descubrir. Un mundo que incluye desde el miedo hasta la buena ventura. El futuro es del orden de la revelación y pertenece al misterio. A un misterio que no desaparece con el avance tecnológico, ni con el progreso; tampoco responde a ningún esoterismo místico, sino que pertenece a la singularidad absoluta de aquél, que al aprender a leer, se ha transformado en un lector. Y así lo cuento, de a uno, porque cada uno es diferente.

El secreto

Cuando Greene aprende a leer, les oculta el secreto a sus padres. No quería que nadie lo supiese. Él confiesa que mientras no sabía leer estaba a salvo del porvenir, el futuro era de los otros, de los adultos. Una vez que la llave ha girado, el futuro depende de uno. En los estantes, los libros están aguardando a aquel que ha dejado de ser niño y se ha transformado en lector y puede elegir. Es posible que cuando esto nos sucede se nos abre, junto con el misterio, un mundo cargado de incertidumbres pero también la conquista de una libertad irrenunciable; y, por eso mismo, costosa.

Mi generación

Ahora voy a hablar de mi generación. No es esta la ocasión de hacer un análisis sociológico o literario de los años setenta; simplemente quiero contar mi impresión de algo que sucedía en ese tiempo y que tiene que ver con el principio que dirige estas palabras: estoy convencido de que un libro te puede cambiar la vida. Por supuesto que estoy hablando de los que a mí, y a otros de mi generación, se la cambiaron.

La historia

Hablé de los libros y de la lectura ahora voy a hablar de la historia de la literatura. Habitualmente tendemos a pensar si es justa o injusta con tal o cual autor. Por supuesto, con nosotros mismos. Es una historia que cuando se institucionaliza inventa un canon, se vuelve religiosa y apela al método del decálogo, y cuando, por efecto de esa misma institucionalización, olvida y omite, se declara culpable; entonces crea dos géneros que lamentablemente suelen ser póstumos: el homenaje y el rescate.

Esa historia me provoca al menos una pregunta. ¿Por qué confundimos la historia de la literatura con la literatura?

Acaso, cada lector ¿no es el que hace su propia historia de la literatura? Una historia personal, privada. Basta entrar a la casa de alguien y ver su biblioteca para conocer sus manías su orden o su desorden. En ella están sus inclusiones y exclusiones, sus amores y sus odios.

El lector

En esta enumeración he dejado el lector para último término.

Pero ¿qué es un lector? ¿Qué entendemos por lectura? Si siempre nos sorprende que transcurrido cierto tiempo los subrayados que hicimos en un libro no los reconozcamos como propios, parecen como ajenos. Es que en cada nueva lectura se descubre lo que no se había descubierto pero también se ignora lo que se había ignorado, y hasta es posible que nos desorientemos allí dónde nos creíamos orientados.

Es posible que haya construido una figura de un lector un poco heroico, casi épica. Hay otras: el lector distraído, el curioso, el perezoso, el salteado, el aburrido. A través de las épocas, estas figuras aparecen y desaparecen por la misma puerta como los personajes de una comedia de enredos.

La llave

Cuando la llave gira en la cerradura y el cuarto se abre, en ese nuevo ámbito, el lector y el libro son inseparables. Como lo son, Sancho y el Quijote, o Bouvard y Pecuchet. No hay el uno sin el otro. Por lo tanto, un libro siempre va a llegar a destino, siempre va a haber un lector esperándolo porque es el libro el que busca al lector y el lector quien se deja encontrar. A ese encuentro, lo podemos llamar una cita. Por supuesto, como en el amor, hay citas afortunadas y desafortunadas.

Como dije, estoy convencido de que un libro te puede cambiar la vida. Todavía me sucede cuando vuelvo a leer a mis escritores preferidos, y también cuando leo a algún autor que no conozco. Entonces, comienza otra circulación, lo presto, lo regalo, hablo del libro, lo que los libreros todavía llaman: el boca a boca. Es decir, el libro ya está en la lengua.

Yo creo que el poder revelador de la lectura excede la infancia. Sin ir más lejos, hoy le agregamos el misterio y la libertad.
 
Inauguración de la Feria

Jueves 19 de abril, 18:30
Sala José Hernández, Pabellón Frers
By LETRAS DESDE CABALLITO