poeta azteca y organizador del encuentro.
Nuestra entrañable Susana Rozas fue invitada a visitar a poetas mexicanos, quizás por una
de esas necesidades misteriosas de la especie de los visionarios: acercarse algo más al sol y poder
ver su luz. O, simplemente, por la empatía y el placer de conocer a buceadores de tierras lejanas. No importa el motivo, ella estuvo por aquellas tierras. Como es amiga fue indagada para que nos contara
que sucedió. Ella nos escribió este texto como sólo ella podría hacerlo y lo compartimos
–con alegría- con ustedes para que estén enterados.
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Encuentro de una crónica.
Por primera vez, fui cielo.
Desde Rosario (ciudad argentina), a DF, México, hay un trecho enorme.
En la Terminal de ómnibus que nos llevaría a Zamora; una muchacha me pregunta si soy poeta y quedo interrogativamente desconcertada…es Juana cuya memoria visual identifica tantos avatares. Está con Carlos e Irene….Ya empezaba el festival: adrenalina que sólo es segregada por poetas…
Luego de instalarnos, partimos para el Titanic; acompañados por niñas elegantísimas a las que consideré mis "hadas madrinas" ya que no me permitían perderme.
Conocí a Roberto Resendiz Carmona: sobriedad rayana en movimientos cuasi orientales, serenidad que da la seguridad de una organización: transparente, detallista, pareja e insinuante de un aluvión lírico que nos deslumbraría: luego este presentimiento se tornó real, hierático, ecléctico y fraternal.
Partimos en grupos a colegios y escuelas, donde leímos para jóvenes y niños que escucharon, aplaudieron se acercaron, al principio tímidamente hasta la eclosión de afecto y fotos y palabras y versos y saludos y cariño.
Experiencia indescriptible, donde me sentí tan "como en casa" pero más.
Las horas se sucedieron rápidas, magnánimas, atravesadas de sorpresa: música, teatro, comidas, bailes, versos que aún aúllan en oídos, hoy lejanos.
El tiempo, definido como coyuntura, como unidad fundamental, como lapso que transcurre entre dos pasos consecutivos; me rememoró la tradición órfica, donde Cronos se presenta reconciliado con Zeus y habita con él las islas bienaventuradas y la palabra se emparentó con el verbo creare: realizar.
Y, Roberto fue Padre que depositó entre los poetas un homenaje de tiempo contemporanizado en un reloj que contiene las vibraciones del eco- recuerdo…Y cantamos…
Después, la paradójica cotidianidad trae los sonidos del encuentro: lluvia, árbol sol.
Fuimos piedras fértiles.
Por primera vez, fui piedra fecunda.
susana rozas