mayo 13, 2010

LA ULTIMA FERIA DEL LIBRO - POR JUAN BAZAN


Arriba, un momento de "la firma de libros" en el estand de Dunken, y un aspecto de los lectores acarreadon su preciado botin de libros.
RESUMEN FINAL PARA LA ULTIMA FERIA DEL LIBRO
La 36º Feria del Libro de Buenos Aires ya está alojada en el recuerdo de cada uno de los que pasó por ella. Para lectores y autores el lunes 10 de mayo pasado, ese espació oloroso a libros, cerró sus puertas por este año.
Como recordaremos ésta fue una edición que funcionó bajo la consigna de "Festejar con libros 200 años de historias". Un logrado concepto al encadenarse ya en estos días con el inicio de los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo de 1810. Así fue como la 36ª edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, se impuso el objetivo de rescatar las letras de los doscientos años de historia del país, mientras afronta los nuevos desafíos de la era digital. De alguna forma esto no fue visible para todos y además le impidió –a los organizadores- abocarse al verdadero problema que plantea la necesidad de una sociedad sedienta de verdaderos conocimientos. Esos que desde la antigüedad utilizaron al libro como su mejor objeto de transmisión.

Lo que mostró la Feria al público
Participaron de en la Feria del Libro 1.300 expositores y como siempre una cantidad increíble de personas, que la visitaron a lo largo de los días. Esto la convirtió una vez más – e indiscutiblemente- en la feria más grande de su tipo en el mundo del habla hispana.
Esta nueva versión de la feria estuvo llena de promesas para quienes la transitaron. Algunas se cumplieron, otras no. Voy a intentar rescatar dos en particular: un grupo interesante de autores que por primera vez estuvieron haciendo presencia en los pasillos de la Feria; y, en especial, el homenaje que se le rindió a las grandes plumas de la poesía y la literatura argentina.
Hubo mucha reimpresión de todos nuestros autores cuyas obras más destacadas pudieron adquirirse a precios razonables. Entre las joyas literarias que los lectores encontraron para comprar figuraron una buena edición del clásico "Martín Fierro" de José Hernández a $15, y otra mejor de "El Aleph" de Jorge Luis Borges a $20.
También, en uno de los pabellones principales, se expusieron caricaturas de muchos relevantes escritores argentinos (a tamaño natural) que permitían "la cholulada" de sacarse una foto junto a los dibujos de silueta recortada.
(Yo me saque una junto al rostro, encantador por lo enojado y preocupado, de don Domingo Faustino Sarmiento).


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En el "entrecasa" de la Feria se hablaba que en esta nueva edición se debía traspasar los límites de lo tradicional y poner el énfasis en los nuevos desafíos de la era digital. Creo que solamente fue una intención. Un editor mencionó: "el símbolo de esta feria tiene que ser lo electrónico, cómo va a mutar el mercado editorial para adaptarse a estas nuevas plataformas". Pero nada de esto fue visible. Sabemos que la gente de la industria editorial, aun cuando temen que el libro electrónico sea una amenaza para el de papel, tienen "la esperanza de que esto no sea un enemigo para el lector, sino que le agregue una nueva posibilidad para todos aquellos que todavía se encuentran alejados del universo del libro".
Cabe resaltar que todos estos temas fueron debatidos en las numerosas jornadas y talleres que se desarrollaron en la Feria con la presencia de destacados escritores, poetas y editores nacionales y extranjeros.
Entre las novedades de esta edición figuró un foro dedicado a los jóvenes en "Espacio Cómic, de la historieta al manga" y, por quinto año consecutivo, el Festival Internacional de Poesía, en el que participó, entre otros, el español Antonio Gamoneda y el japonés Yutaka Hosono.
Una Bienal y además invitados especiales
Esta Feria coincidió –como muchos saben-, con la II Bienal Borges-Kafka, una iniciativa que incluyó muestras de arte, instalaciones cibernéticas, conciertos y proyecciones de cine sobre la vida y obra de Franz Kafka y Jorge Luis Borges.
Entre los invitados extranjeros, que suelen ser uno de los mayores atractivos del encuentro, se contó con el escritor italiano Alessandro Baricco, autor de la novela "Seda"; el colombiano Fernando Vallejo, creador de "La virgen de los sicarios" y los españoles Enrique Vila-Matas y Javier Moro.
(Más allá de los valores literarios de cada uno de ellos, su presencia siempre queda como un mero adorno, especialmente en un país que sigue mirándose en el mundo "del exterior" sin tratar de conocerse un poco más en el que refleja la cultura "interior". En ese contexto estos autores casi siempre son sobrevalorados porque es poco o relativo lo que se conoce de su obra. Se los aplaude mucho sólo porque son "de afuera").
Así sucedió con otro autor presentado por los organizadores como "de gran convocatoria", que fue el estadounidense John Katzenbach, autor de best-sellers como "El psicoanalista" (que supongo se habra vendido mucho en nuestras librerias), además de las españolas Rosa Montero y Almudena Grandes, el alemán Rüdiger Safranski, y la pata académica de la feria, con la presencia de los politólogos Chantal Mouffe, Ernesto Laclau y el historiador francés Francois Dosse.
A estos autores se sumaron algunos de los considerados "importantes" en la Argentina. Estos, debajo del ala de algunas editoriales, aprovechan el inigualable escenario que ofrece la Feria para presentar sus últimas producciones.
Les mencionamos los más destacados para que ustedes mismos saquen sus conclusiones: Roberto Pettinato, Diego Capusotto, Bernardo Stamateas, Juan Sasturain, Federico Andahazi, Alejandro Dolina, Narda Lepes, Nik, Adrián Paenza, Ari Paluch, Luis María Pescetti, Felipe Pigna, Gabriel Rolón y muchos otros. Sin mencionar a los "bestsellers" como Lanata, Majul y otros. (Elaboradores de campañas políticas o cuestiones periodísticas en formato de libro).
A lo largo de 37 mil metros cuadrados, en los Pabellones Amarillo, Azul, Verde y el Hall Central de La Rural, los curiosos y los verdaderos amantes de la lectura pudieron recorrer los stands de más de 1300 expositores, donde no faltaron las más importantes editoriales, distribuidoras y librerías de Argentina y del exterior. Allí se vio, como en la calle Corrientes y en otro espacios de venta, mucha reedición y mucha oferta de libros bajo el rotulado de "saldos editoriales".

Un saldo destacable
Como mencionamos en varias oportunidades, hubo pocas novedades reales. Uno de los "saldos" destacables fue para los jóvenes. Por suerte y para sus necesidades se abrió dentro de la Feria el Espacio Cómic: "de la historieta al manga", que es una tendencia que crece año a año y que tuvo su encuentro final en la sala Julio Cortázar, con la exhibición y venta de libros de comics e historietas, junto a otras actividades. Para rel resto de los géneros o segmentos, además de las mesas redondas, las conferencias, la firma de ejemplares, los cursos, las presentaciones de libros, los espectáculos y actividades para toda la familia esta feria tuvo una en su grilla plagada de actividades. Además que este año, La Rural, fue una de las sedes de la II Bienal Borges-Kafka / Buenos Aires-Praga.
Este fue un importante homenaje a dos figuras claves de la literatura universal, que hasta tuvo una mesa redonda con intelectuales checos, un curso sobre los dos autores, una exposición fotográfica y la presentación de la Orquesta Sinfónica en el acto de cierre.
Para reflexionar sobre los dos siglos de nuestro país, se realizó el "Encuentro del Bicentenario", con dos conferencias magistrales a cargo de Ernesto Laclau y Luis Alberto Romero, en tres jornadas que apuntaron a entender la Argentina de los pasados 200 años y vislumbrar horizontes posibles para los futuros tiempos.
También por quinto año consecutivo, la poesía encontró su lugar de encuentro e intercambio de voces en el 5to Festival Internacional de Poesía, con los españoles Antonio Gamoneda, Luis García Montero, y el japonés Yutaka Hosono, entre otros.
En tanto, la Maratón de lectura, otro clásico de la feria, con numerosos invitados se realizó bajo el título "Argentina: Una aventura de 200 años", mientras que el Encuentro Internacional de Narración Oral fue bajo el lema "Brindar historias".
La Noche de la Ciudad, una de las jornadas de mayor convocatoria en la historia de la feria, abrió sus puertas al público con entrada gratuita el sábado 1 de mayo desde las 21 y hasta la una de la madrugada, con shows, concursos, actividades especiales, firmas de ejemplares y actividades llamativas para los visitantes. Además, el gobierno de la ciudad, ofreció ese 1° de mayo un recital sobre la avenida Sarmiento que incluyó la presencia del brasilero Caetano Veloso. Además estuvo la presentación de Buenos Aires como Capital Mundial del Libro para 2011, y la maratón de lectura sobre "La Argentina: una aventura de 200 años".

Lo más destacado
Lo más destacado, como ya dijimos aun cuando pequemos de interesados, fue el encuentro en ese marco –de alguna manera, modernizo y fastuoso-, con muchos nuevos autores. Poetas y escritores que por primera vez muestran sus trabajos editados; trabajos que ya sabemos, no son de fácil acceso para el gran público de lectores (librerías y editoras que los editan suelen quedar muy lejos entre sí), que implican necesariamente posibilidades de futuro para nuestras propias letras y su necesaria evolución en el devenir de las cosas.
Estas obras fueron las novedades "reales" de esta Feria (que careció de ellas en otros sentidos), y que sucedió en un hermoso espacio de convocatoria... ese espacio lleno olor a libros, de luces y de lectores que ya se convirtió en mero recuerdo o en simple nostalgia para algunos.